«Lo que me gusta de este trabajo es que tiene un componente lúdico, que es el hecho de armar y desarmar» «Siempre trato de ser honesto con los materiales: aquí no hay nada barnizado, no hay ilusión», explica Alberto Cavalieri, artista visual.

La obra del escultor Alberto Cavalieri no contiene mensajes ocultos. Está allí, ocupando los espacios de la galería Espacio Monitor, del Centro de Arte Los Galpones, para sorprender por la liviandad que el artista confiere a materiales como el acero, el aluminio y la madera.

Quienes ya conocen su trabajo, saben que las obras de Cavalieri gravitan, parecen moverse, buscan entrelazarse siendo, al mismo tiempo, tan poco maleables como las estructuras hechas con aleaciones de hierro. Eso y más está presente en la exposición individual Alberto Cavalieri/Inoxidables, que inaugura hoy, a las 11:00 am, en la citada sala de exposiciones del centro cultural de Los Chorros.

Son 15 obras recientes en las que el artista continúa su exploración de las infinitas posibilidades expresivas de la escultura. Lo hizo, en el ámbito de la arquitectura, Oscar Niemeyer, quien rompió la rigidez del concreto con construcciones curvilíneas, y también lo hace el creador caraqueño al concebir piezas sinuosas que invitan al espectador a soñar lo imposible: ver flotar en el aire aquello que por su propio peso debería estar pegado a la tierra.

“Inoxidables representa una síntesis de lo que ha sido mi trabajo durante 20 años y en la cual mantengo ciertos elementos formales como la curvatura, la sinuosidad, el efecto de factores de la naturaleza sobre la obra (la gravedad), pero llevados a la geometría”, dice Cavalieri, cuya formación incluye Diseño Industrial e Ingeniería Mecánica.

Un políptico de grandes dimensiones, ocho esculturas, cuatro piezas de pared realizadas en acero inoxidable y dos instalaciones hechas en metal y algarrobo, respectivamente, dan cuenta del pasado, presente y futuro del quehacer creativo de Cavalieri: ese “rebelde” tránsito artístico que lo lleva a retar de manera constante las leyes de la naturaleza, las limitaciones que se imponen a los materiales y, por qué no, a los hombres. Un tránsito que convierte al propio Cavalieri en un creador “inoxidable”.

Además de la presencia del nudo -elemento ambivalente distintivo de la obra del artista-, hay en la muestra una referencia obvia a un objeto presente en la cotidianidad de las personas: el ducto. “Una de las virtudes del arte contemporáneo es la irreverencia. Un sistema de ductería que generalmente es lineal, recto, geométrico, cartesiano, yo lo convierto en un ducto irreverenciado. Hay algo de humor, de parodia en mi trabajo”, reconoce.

“Lo que me gusta de este trabajo es que tiene un componente lúdico, que es el hecho de armar y desarmar. A través de la computadora, diseñé un conjunto de 50 partes, las cuales codifiqué e hice mi propio juego de formas. Si algo bueno que tienen los software de modelación tridimensional es su capacidad de visualización; puedes ver brillos, reflejos. De ahí comienzo a unir las partes. Es casi como si las agarrara con mis manos y las pegara. Así voy armando las piezas digitalmente. Una vez que tengo las formas resueltas digitalmente, generó mis propios planos de la pieza y armo la escultura. Esta es la parte que me divierte mucho y que me lleva a mi infancia, cuando armaba cosas. Es como mi propio sistema de Lego”, explica Cavalieri.

Nuevo camino

Una impresión digital ultravioleta sobre malla de poliéster y PVC creada a partir de la imagen generada por un software llamado Estructura Inalámbrica, que antes usaba Cavalieri para modelar sus piezas, muestra en Inoxidables el esqueleto de las esculturas del artista. Este es su pasado. El presente, lo representan los ductos curvilíneos, ingrávidos. Pero el futuro comienza a avizorarse en las dos instalaciones a las que el escultor llama Reservas y que consisten en columnas de lingotes apilados. Una hecha con 260 lingotes de duralumnio y la otra, con 460 lingotes de algarrobo.

“Como el arte siempre es reflejo de una época, y como estamos en un contexto histórico regido por la economía, la bolsa de valores, las finanzas, las fluctuaciones del precio del petróleo, me pareció apropiado el tema de los lingotes, que en mi propuesta están enumerados, serializados. Por un lado está el tema de la economía, pero también el de la escasez a futuro, pues sigo trabajando con lingotes de alimentos, concreto, agua, de cualquier material… Lo que más me interesa no es la presentación, sino el tema del acumulamiento”, explica Cavalieri, que trabaja entre Caracas y Miami.

Para el artista no hay nada totémico en su obra. “Aquí no hay significados ocultos. Ni siquiera hay cosas anecdóticas. Siempre trato de ser honesto con los materiales: aquí no hay nada barnizado, aquí no hay maquillaje, no hay ilusión. Todo es lo que es”, concluye.

jgonzalez@eluniversal.com

GONZÁLEZ, Juan Antonio. (28 de septiembre de 2014). La irreverencia escultórica. El Universal, Qué hay

Ver / Descargar artículo de fuente primaria

http://www.eluniversal.com/que-hay/140928/la-irreverencia-escultorica