El artista expone desde el domingo en la galería Espacio Monitor

Víctor Lucena (Caracas, 1948) tenía 11 años cuando ingresó a la Escuela de Bellas Artes de Caracas. A los 19, su obra se exhibía en París y a los 30 obtenía tres nominaciones a la Bienal de Venecia. Una sonrisa tímida se dibuja en su rostro mientras en un tono afable, afirma: «No creo en los niños prodigios, eso solo es posible en la música. Yo creo en un proceso de formación», dice el artista visual que cursó estudios de diseño, escenografía, pintura y arquitectura en Italia.

El domingo inaugura una muestra homónima en la galería Espacio Monitor (antes La Cuadra), en el Centro de Arte Los Galpones. Además de compartir la vida entre pinceles y herramientas para trabajar sobre papel, metal, vidrio y acrílico, a lo largo de su existencia, ha guardado espacio para la lectura. Se ha dedicado con rigor al estudio de los referentes grecorromanos y hebreos que datan del medioevo hasta la contemporaneidad. Lucena se ha fogueado con las matemáticas, la geometría y la física, de forma casi obsesiva. El creador se ha consagrado durante cuatro décadas a descifrar los códigos científicos de algunas ciencias para materializarlos en sus piezas artísticas.

«No admito eso que llaman ‘inspiración’. Siempre he creído en el estudio, no había terminado una carrera universitaria cuando corría y me metía en otra. Quería traducir con propiedad mis inquietudes. Quien opta por iniciarse en una disciplina tiene que partir de los clásicos», dice el artista visual que trabaja bajo los cánones del arquitecto e ingeniero Marco Vitrubio (siglo I a.C.), los urbanismos de Leonardo Da Vinci (1452) y los teoremas arquitectónicos de Giovanni Giocondo (1433). En sala, 10 esculturas abstracto-geométricas se apropian del espacio. Círculos, óvalos, cuadrados, ángulos rectos, agudos y obtusos confluyen en el lugar, moldeados en bronce, acrílico, vidrio y metal. «Todos hechos a escala humana, aquello de ‘escala monumental’ no existe. Los números y las medidas le pertenecen a la humanidad y las primeras grandes edificaciones se construyeron calculando con codo y palma. Así lo hice en una de estas obras, que evoca las longitudes y dimensiones que el ángel dictó a Ezequiel en un sueño, todo está en la historia, no lo digo ni lo inventé yo», apunta el también escultor que expuso por primera vez en Venezuela en 1980, una muestra que ocupó la totalidad del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.

«Creo que ningún otro colega ha tenido el Macc para él, y no lo digo por una cuestión de ego. Ni siquiera me gusta que me llamen ‘artista’. No me considero un iluminado, solo soy un profesional que se ha dedicado a estudiar. Yo nunca había hecho una exposición en una galería, siempre en los museos, porque pienso que es en los espacios públicos donde podemos verificar las proposiciones que hacemos. A mí me gusta dialogar. Quiero que mi obra haga un puente y establezca una conexión entre dos seres. Solicito en mi interlocutor una reflexión, porque el acto de reflexionar es propio del ente humano, generador de creatividad; es mi interlocutor quien crea el acontecimiento», dice.

«Víctor Lucena se vale del lenguaje abstracto como forma contenedora de una compleja trama de referencias que tienen su origen en las culturas antiguas, en tanto acervo de un saber desarrollado por sus antecesores (… ). Su obra evoca las proporciones perfectas de arquitecturas icónicas de la cultura occidental», reseña el curador de la exposición Miguel Miguel García.

Lucena no cree en musas. Su obra germina de dos perfectos: «El perfecto filosófico y el perfecto matemático. Los números nos pertenecen a nosotros, sería una pretensión apropiarme de algo que corresponde a la humanidad, no soy un deshonesto intelectual. Mi trabajo es producto del aprendizaje. Yo simplemente me siento en mi mesa todos los días y el resultado viene de mi intelecto. Porque es de elegante expresión, reconocer que el saber de nuestros tiempos se corresponde con el principio del volver en órbitas distintas en un sinfín dinámico, natural y mecánico que se ampara en la mente… ¡Es de perfectos, el perfectísimo!», concluye.

MORÓN, Jessica. (Caracas, 14 de febrero 2014). Víctor Lucena, monumental. El Universal. Cuerpo 2, pág. 10p, Arte y entretenimiento

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